20-30 de marzo
Durante las últimas cuatro décadas, Almería se ha transformado en una de las zonas más importantes de toda Europa en el sector de la agricultura intensiva de hortalizas. La transformación agrícola de la región se incluye en la revolución verde que supuso la industrialización de la agricultura que desencadenaría una fuerte erosión social y medioambiental, como consecuencia de la configuración del sistema agroalimentario globalizado
El uso masivo de pesticidas ha generado daños irreversibles en el ambiente, incluyendo a las personas. Los pesticidas han sido los grandes aliados para frenar los daños de las plagas en los cultivos. Al mismo tiempo que contaminaban el suelo y la salud y reducían drásticamente la biodiversidad en las parcelas. Estos productos derivados del petróleo han funcionado como solución superficial y “cortoplacista” a un problema de fondo: la agricultura dominante es insostenible. El modelo agrícola basado en el monocultivo ha causado desequilibrios ambientales dando lugar a la aparición de las tan frecuentes plagas que afectan a los cultivos en producción. Cultivando desiertos de una sola especie vegetal, estamos condenando a los sistemas agrícolas a una vulnerabilidad extrema. Este hecho alimenta un círculo vicioso en el que cada vez el uso de pesticidas ha sido más frecuente.
INFRAESTRUCTURAS VERDES
Sin embargo, la creciente preocupación social relacionada con los efectos sobre el medio ambiente y la seguridad alimentaria planteada por los pesticidas han provocado la búsqueda y puesta a punto de nuevos sistemas de manejo frente a los parásitos de los cultivos. Una de las líneas principales en las que se está trabajando es la introducción de infraestructuras verdes tanto en el interior de los agroecosistemas como en el entorno circundante, para fomentar el control biológico por conservación y abordar las amenazas de la pérdida de biodiversidad
Las infraestructuras verdes se apoyan en la naturaleza para generar ventajas ecológicas, económicas y sociales. La función principal de esta herramienta tiene como fin crear barreras fitosanitarias, corredores verdes o manchas de vegetación y contribuir a conservar y favorecer la presencia de fauna auxiliar cerca de nuestros cultivos. Así se favorece la supervivencia, el rendimiento y la efectividad de los enemigos naturales autóctonos de las plagas. Aumentar la biodiversidad y el número de hábitats supondrá aumentar la complejidad de las redes tróficas dando lugar a paisajes agrícolas con equilibrios dinámicos más estables y resilientes. Al mismo tiempo, la introducción de esta biodiversidad contribuye a una importante mejora del paisaje tan homogéneo y fragmentado derivado de la infraestructura de plástico.
La propuesta viene de la mano de la valorización, protección y manejo de la flora autóctona y su relación con el mantenimiento de agroecosistemas más sustentables. Incluir la flora autóctona en el diseño de infraestructuras ecológicas nos ofrece la ventaja de que son especies que están totalmente adaptadas a las condiciones climáticas y edáficas, no son invasivas y la fauna auxiliar sabe aprovechar.
Las infraestructuras verdes pueden incluir desde especies vegetales tapizantes, arbustivas hasta árboles autóctonos, dependiendo del espacio disponible. Con la idea de proveer flores a lo largo de todo el año, es importante atender a los períodos de floración de las especies para combinarlas ofreciendo una floración escalonada. Cuántas más especies diferentes coexistan en el ecosistema mayor será la resistencia ante posibles perturbaciones. Por otro lado, estas infraestructuras ecológicas pueden ir dirigidas a solucionar problemas concretos. En los criterios de selección de especies para configurar las combinaciones vegetales, se deberán abarcar las distintas complementariedades y sinergias que se establecen entre ellas con el fin de optimizar las respuestas específicas de estas barreras vegetales.
Las infraestructuras verdes no debieran ser una práctica aislada al margen del manejo integral de la agricultura. Para potenciar los bienes ecosistémicos que aportan las infraestructuras verdes, se recomienda incorporar otras técnicas agrícolas acordes con la agricultura sostenible como los policultivos, la rotación de cultivos, abonos verdes o la biodiversidad funcional.
Por último, destacar como estas infraestructuras verdes pueden servir como recurso didáctico, constituyendo un laboratorio natural demostrativo, a través del cual poder acercarnos a la naturaleza e incrementar la conciencia ambiental de la sociedad.