Los niveles de polen de la semana del 9 al 15 de enero son muy similares a los de la semana anterior aunque la variedad de taxones observados es mayor. Vuelve a ser Artemisia el género con mayores concentraciones, esta semana alcanza los 20 granos de polen por metro cúbico. Otros taxones que destacan son las cupresáceas con 8 granos/m3 y las amarantáceas con 7 granos/m3.
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En esta época del año podemos observar en flor algunas especies de la familia de las Betuláceas, como el aliso (Alnus glutinosa) y el avellano (Corylus avellana). La floración de estas especies comienza este mes de enero y puede extenderse hasta el mes de mayo.
La polinización de esta familia se realiza por el viento (anemofilia). Sus granos de polen son relativamente pequeños lo que les permite un transporte aéreo. Al ser polinizados por el aire no necesitan atraer polinizadores por lo que no producen flores coloridas, fragantes o con néctar. En su lugar, las flores masculinas están reducidas únicamente a las anteras que se agrupan en unas inflorescencias racimosas de color amarillo dorado conocidas como amentos.
Los amentos cuelgan de las ramas de los árboles permitiéndoles libre movimiento cuando el viento las mece. Estas estructuras se forman antes de que aparezcan las primeras hojas de primavera y así el follaje no impide el flujo de aire alrededor de las flores. También podemos encontrarlos en las familias Salicaceae (por ejemplo, el sauce) y Fagaceae (encina).
El viento produce un transporte que depende mucho del azar, por lo que, para que se produzca la fecundación, estos árboles tienen que producir polen en grandes cantidades para garantizar que alguno llegue a su destino. De manera que la energía que economizan al desarrollar unas flores mucho más simples, la emplean en la mayor producción de polen. Esto hace que sean unos de los principales pólenes alérgenos en la Península, aunque en la atmósfera de Almería sus concentraciones suelen ser bastante bajas.